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REDESCUBRIMIENTO DE LA PALMITA DE JUMAGUA
(Nuestro Símbolo
Vegetal)
Entre las leyendas y tradiciones locales existía en la Villa del Undoso una anécdota
que hablaba de una extraña palma que crecía solamente en los tupidos bosques del Mogote. En conversaciones con campesinos
de la región me aseguraban conocer tal tradición oral pero visualmente, no conocían dicha planta. En cierta ocasión incluso
un guía nos condujo hasta el cenagal norte para indicarnos una palma barrigona la cual aseguraba ser la de la leyenda.
No fue hasta el año 1976 que
pude despejar tal nebulosa cuando encontrándome en la Universidad de la Habana un colega botánico me remitió a un viejo tratado
de Botánica donde se describía a la “Palmita de Jumagua” como un raro ejemplar único no solo en Cuba, sino en
todo el mundo. Esa curiosa planta cuyo nombre científico era Hemithrinax ekmaniana había sido reportada mucho tiempo atrás
y olvidada por los años continuó creciendo en los altos farallones calizos, invisible a la vista del profanador.
Anotando cuidadosamente todas
sus características fenotípicas le envié una carta a mi colega Carlos Huerres (Charles) en Sagua para que urgentemente organizara
una expedición la cual propuse se llamara “Operación Hemitrinax”. Yo no podría participar por encontrarme en exámenes
en la Facultad de Biología, pero confiaba esta tarea a mis colegas exploradores de Sagua con cierta nostalgia de no encontrarme
presente en tal expedición.
Charles no me falló. Tan pronto
recibió mi pedido organizó una expedición con los colegas Alfredo Pérez y Guillermo Morales y a los pocos días recibía una
carta donde se me informaba de los resultados positivos de la exploración. Se había relocalizado tan preciado tesoro botánico
(orgullo de los sagüeros actualmente).
La Hemithrinax al parecer está perfectamente
adaptada a este, casi inaccesible medio. Se las puede ver brotar en las más minúsculas e incómodas hoquedades de la roca de los elevados mogotes. Llegar junto
a una de ellas resulta casi imposible, hecho que quizás haya constribuído a su preservación.
Hasta Agosto
de 1978 contabilicé más de 100 ejemplares entre los mogotes 2do., 3ro. y 4to. (de Oeste a Este) únicas lomas donde curiosamente
crecen estas graciosas palmitas. En el resto de las lomas caprichosamente ¡ no desean vivir!. Algunas semillas que sembramos
lograron una germinación, que aunque mala, nos abre las esperanzas de poder obtener ejemplares de nuestra palmita sagüera
en vivero y así asegurar el futuro de este valioso ejemplar de la flora cubana. Nuestros descendientes merecen (y exigen)
una cuidadosa labor conservacionista de nuestra parte y es nuestra obligación entregarles tan bello legado.